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#Tendencias de productos
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Rivus Altus en NUEVA YORK
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Nuevo restaurante de Cipriani en puerto del sur
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Él registró con su cámara cada variación de la luz y todo que sucedió, todavía permaneciendo por 264 horas en el mismo lugar: el centro del puente de Rialto, el lugar apretado y fotografiado de Venecia, haciendo frente a Grand Canal. En dos años, Massimiliano Farina ha cogido cualquier cambio, centrándose su atención en los solos fragmentos que componen el paisaje, como si mire a través de los ojos de moscas y de libélulas. El resultado es una no sola imagen, sino una multiplicidad de imágenes.
La opinión visual depende de la variable y de corregir casi infinitamente cambiable, de cada pedazo que componga un paisaje perfecto e inestable, fascinador y siempre cambiante: noche y día, salida del sol y puesta del sol, ayer y anteayer… similar a los rompecabezas, sus imágenes no capturan un solo momento, sino que se convierten en una perspectiva dibujadas para el momento en que pasen. No interpretan cualquier cosa de una manera subjetiva o expresiva, sino aumentan la cámara y su parecer “mecánico”, una herramienta de registración mágica.
La harina de cereales utiliza fotografía para crear imágenes que usted puede conseguir solamente gracias a la cámara y a su inconsciente tecnológico. Él “rompe el estereotipo de Venecia” y ofrece una clase de voir del à de la máquina que nos invite a que consideremos Grand Canal como a través de una lupa, para escudriñar los detalles más leves hechos por la luz y la oscuridad, las aguas y los cielos, los edificios y los barcos, las muchedumbres y silencio…