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#Ferias y eventos
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Ettore Sottsass en encontrado
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Más que una retrospectiva clásica, la Nueva York resolvieron la exposición de Breuer dedicada a Ettore Sottsass son una exploración en la selva de los intereses italianos del arquitecto y del diseñador.
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Provocativo y lleno de vida, atractivo, espiritual. Los trabajos brillantemente coloreados de Ettore Sottsass emergen con toda su fuerza emocional en el edificio monocromático diseñado por Marcel Breuer, un icono de la cultura modernista americana. Un choque inevitable entre el contenido y el envase para una exposición que celebra a un artista conocido para accionar el modernismo a la transición del poste-modernismo, reinstalando el hombre y sus sensaciones en el centro de la producción en masa industrial.
Inaugurado en julio en el Breuer ENCONTRADO en Nueva York, la exposición “Ettore Sottsass: Radical el radical del diseño”, curated por Christian Larsen, pide prestada la palabra a partir de 1960 s radical y arte vanguardista de los años 70 (los arquitectos) y amplía el significado para incluir la práctica entera del diseñador italiano: “Sottsass era un radical, alguien que rompió todas las reglas y ofreció alternativas; más, tuve gusto de la palabra que porque también significa radice [o la raíz], es decir, yendo hacia el origen,” Larsen radical explica. “Creo que es importante celebrar a este autor que no sea ése sabido en los Estados Unidos, incluso a la luz del momento político en curso. La gente joven quiere el cambio, para cambiar el mundo, y Sottsass personificó esta idea. Su estético está en la reaparición. Hay una conexión directa entre nuestros valores y las cosas que creamos”.
¿Es esta simple moda? ¿O quizá, generaciones más jovenes están buscando realmente nuevas formas simbólicas después de años de atrofia emocional de la tecnología? En este sentido, las observaciones del crítico Francesca Alinovi del arte en las producciones y las aplicaciones esos años hacen que reflejamos: “Este mobiliario, lleno de energía y cargado con el significado, lejos de acomodar la inercia de los hábitos fosilizados de la rutina diaria probado-y-probada, impone violentamente nuevas aplicaciones y forzarnos a reinventar acciones y gestos con respecto a comportamiento diario, mientras que vuelca las vidas de los que pararon el elegir y el pensar” (Casa di Bambola, el an o 80).
Descrito por Sheena Wagstaff, el director del departamento de arte moderno y contemporáneo, como “transporte-histórico”, más que una retrospectiva clásica, esta exposición es una exploración en la selva de los intereses italianos del arquitecto y del diseñador. Junto a sus trabajos también encontramos ésos por otros artistas y objetos del arte antiguo y moderno que influenciaron o fueron influenciados por su práctica. Los cuartos en el quinto flujo del piso del museo en uno otros como las constelaciones culturales que superan hora y el espacio, para un transversal, historiográfico y estilístico bastante que la lectura histórico-biográfica. “Veo esta exposición como ejercicio formal,” Larsen continúo. “A finales de los años 1970, Sottsass mismo publicó dos libros titulados Esercizio Formale, en el cual él recolecta notas, los recortes, dibujos y reproduce trabajos de todas las fuentes de historia antigua o más reciente entonces para combinar éstos en un pastiche que él relaciona formalmente. Y el es exactamente lo que lo hace la demostración, también”.
Aunque la instalación no ayuda en la comprensión de la contribución cultural, pues crea a menudo la confusión visual en la atribución de los trabajos que no es compatible con el intento celebrador de la exposición sí mismo, el resultado, en todo caso, está fascinando extremadamente, gracias también a la concentración de obras maestras que solamente un museo como el metropolitano con su colección enciclopédica pueda ofrecer a sus visitantes.
En los cuartos que narran los orígenes del arquitecto italiano, por ejemplo, encontramos su primera cerámica de Bitossi, el Tondi del Galleria Sestante y el escritorio de la torre/el estante/el guardarropa/el cajón hecho para el hogar de Mario Tchou en Milán, exhibido junto a los muebles de amos del diseño de la escuela vienesa a principios del siglo XX, como Josef Hoffmann y Koloman Moser, que lo influenciaron en las proporciones elegantes y las formas geométricas. Uno de su Superboxes – guardarropas robustos que se colocan sobre los pedestales llamativos cubiertos en lamina rayada que, como los altares, se piensan para colocarse en el centro de cuartos y para contener todos los artículos necesarios para la vida moderna – en lugar de otro es emparejado (para el contraste) con una pila por Donald Judd a partir de 1968 (para su semejanza funcional y espiritual), con una caja egipcia de Shabti de la diecinueveavo dinastía que fecha a 1279-1213 A.C. y (de la forma similar) con un guardarropa por Kolomon Moser a partir de 1903.
Obviamente, también encontramos sus creaciones ahora icónicas para Olivetti (por ejemplo, la máquina de escribir roja llameante de Valentina) así como, más adelante, el arte pop o las pinturas de Paul Klee y de Wassily Kandinsky. El cuarto que recibe algunos de sus tótemes de cerámica grandes a partir de 1964 a 1967 está también de impacto visual imponente. Aunque no su mejor, aquí estos objetos exhibe el interés en rituales, magia, la forma simbólica de Sottsass de objetos entre gente primitiva en comparación con el científico y noción simplemente mecánica/experimental del pensamiento moderno. En el mismo espacio nosotros encontrar el tenebre del delle de Ceramiche, que Sottsass hizo después de su combate serio con la nefritis que seguía su primer viaje a la India, una tierra que profundo influenció su acercamiento para diseñar. Éstos son los objetos que testimonian a su miedo de la muerte – cilíndrica, imponente, en negro brillante y plata con los círculos o los pequeños puntos blancos (“hay la oscuridad de la angustia con los ojos blancos el mirar fijamente que fuerzan a una persona a seguir su destino enfermo, los ojos que hipnotizan, cruel y el análisis de averías, que no conocemos nada alrededor” (el tenebre del delle de Ceramiche, 1965).
La exposición se cierra con las obras maestras Sottsass hecho primero para el estudio Alchimia – como el tremano de Le strutture de la mesa lateral (en de madera, laminado, el esmalte de acero y cristal) y el Vetrinetta di Famiglia Cabinet (casi dos metros de alto y soportado por los pies delgados, adornados con los tubos de neón coloreados como si fueran manijas) – y luego con Memphis, una colectividad que él fundó en 1981 y que consigue su nombre de la canción de Bob Dylan pegada dentro de móvil con los azules de Memphis otra vez (él es también una referencia a la ciudad egipcia antigua y al moderno-día una en Tennessee). Hay también el soporte de fruta de plata Murmansk y el Carlton querido, un estante que sea una combinación de un monumento y de un videojuego.
El objeto final en la exhibición es emocional: Las sociedades en esta cama del planeta, parte de la serie más reciente Rovine, hecha para la galería Milano del diseño. Es una cama que es también una arquitectura miniatura a partir del pasado, donde la vida y las memorias transpiran: “Experimentamos el presente dentro de millones de memorias, dentro de una sauna de nostalgias, horrorizada por cómo el tiempo vuela rápidamente cerca, por cómo es poca hora allí, por el tiempo limitado somos conscientes de. Por eso para estos nostalgias, para “esta nostalgia grande”, realmente, para esta atracción del amor, quizá las ruinas, la historia y las memorias se convierten en una clase del yantra, figuras mudas sin una voz, límpido, aclarando, las figuras que consuelan, una clase de baño de la purificación” (Ettore Sottsass, Rovine, 1992).