El factor clave es, por tanto, tener un anclaje continuo y seguro en la cabecera del talud para que las rocas desprendidas se depositen en su pie.
La malla de Triple Torsión es la solución ideal porque aporta flexibilidad en todas las direcciones y, aunque se rompa uno de los alambres, la malla no se deshace como ocurriría con la malla de Simple Torsión.