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Un diálogo entre texturas. Metal liso y oxidado para decorar
El contraste cromático entre el cobre natural y el oxidado
A menudo, la "lógica" que usamos en Occidente, la griega luego revisada en otras formas, se estructura sobre la dialéctica de los "opuestos", citando un concepto y su opuesto. Luz y oscuridad, día y noche, luz y oscuridad, orden y desorden, etc. ¿Y visualmente? Incluso nuestra cultura ligada a la imagen puede explotar esta dicotomía para crear su propia armonía, un patrón, algo que genere virtuosismo escenográfico. Claramente, si en el pensamiento esta forma de argumentar muchas veces da un sentido moral al discurso, con las formas y los colores se trata más bien de una oportunidad no para enviar un mensaje, sino para mostrar la diversidad colocándolos uno al lado del otro. Veámoslo en el ejemplo de las texturas metalizadas de Planium para decorar con suelos y paredes.
En la marca, la variedad de latón, cobre y varios tipos de acero dan vida a diferentes colecciones: Charme, Silver y Eclipse. La colección Metal-Morphosis presenta losas oxidadas de diseño a partir de metales naturales. Todo gracias a procesos oxidativos controlados que generan colores sorprendentes y crean superficies artísticas y revestimientos únicos. Con estas oxidaciones, las combinaciones de este tipo se vuelven realistas para amueblar interiores con metal, con una textura suave en su "integridad" metálica junto a una textura de metal oxidado que representa una explosión de colores.
El contraste cromático entre el cobre natural y el oxidado
Así se podrá alternar, por ejemplo, el cobrizo, color esencialmente cálido, una oxidación del cobre que, conservando su base, se abre a tonos decididamente más expansivos y horizontalmente a colores azulados y ligados a matices de azul, representando ambientes similar al fondo del mar, pero también a las cartografías, tan cerca como está de la unión tierra-agua. El Cobre "liso", por tanto, en sus texturas básicas, permite con la yuxtaposición del Cobre oxidado una gama cromática que puede dar lugar a una doble dirección y a una escenografía que abarca al menos dos direcciones diferentes, y todo a partir del mismo material. La base "roja" (o "rojo/naranja") se acompaña de un derroche de colores con matices impredecibles que rompen la monocromía y constituyen una alternancia que podrá marcar los interiores de 2023.