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#Novedades de la industria
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Hora de actuar
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En Domus de junio Nicola Di Battista editorial afirma que la arquitectura debe ser descriptible y que un proyecto debe pertenecer siempre a un aparato teórico que lo determine y sostenga.
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Hemos mantenido de largo en esta revista que todos prioridad debe ser tan contemporáneo como sea posible. En primer lugar, de modo que puedan vivir sus vidas completamente y con la conciencia más afilada. En segundo lugar, para no continuar persiguiendo los nostalgias superficiales para esto o ese pasado, o haciendo profetas inútiles de esto o de ese futuro.
Esto es una necesidad civil, vivir el tiempo asignado a nosotros de la mejor manera posible. Dependiendo del trabajo que cada uno lo hacemos, él está también una necesidad disciplinaria. Si, por otra parte, el trabajo sucede ser el de un arquitecto, después qué hemos dicho es verdad al poder enésimo. Por este motivo muchas de nuestras reflexiones se han centrado principalmente en las condiciones atadas a nuestro tiempo. Éstos identifican las urgencias, pero también las debilidades, que nos permitirían elegir cómo vivir en él, y someter no simplemente a él como realidad inalterable. Como estas reflexiones los nuestros gradualmente proceder sin embargo, allí emerge una anomalía llamativa dependiendo de la cual es sensible si están acercados desde un punto de vista civil o del de nuestra disciplina. En el primer caso podríamos confiar en un discusión extenso y en una literatura igualmente extensa. Estos puntos de vista suficientemente exactos y definidos podían ser aceptados o ser refutados. En todos los acontecimientos, éstos eran siempre materiales imprescindibles, disponibles para cualquier persona que deseaba referirse a tales materias.
La falta de críticas conscientes y militantes nos ha privado durante demasiado tiempo algo que es en lugar de otro crucial a nuestro arte
Inversamente, esto no sucedió dentro de las disciplinas que trato con diseño en el sentido amplio del término, donde la salida literaria seguía sin embargo alta y mucho-coloreada en términos de cantidad, aunque desafortunadamente mucho inferior en su contenido y confiabilidad. En este caso la falta de críticas conscientes y militantes nos ha privado durante demasiado tiempo algo que es en lugar de otro crucial a nuestro arte. Estas críticas han faltado constantemente durante mucho tiempo. Hasta ahora sin embargo, la atención escasa se ha prestado a esa ausencia, dedicada como hemos consistido probablemente en el ataque con los problemas considerado más estructurales, por ejemplo la crisis económica, la modernización de las profesiones, o al advenimiento de nuevas tecnologías revolucionarias en el mercado. De hecho, esta falta había parecido exacto a muchos ser realmente una buena cosa. Sentían que no les prohibiría una mayor libertad en su trabajo, como algo que no refrenaría su inspiración y creatividad. No teniendo que someter a cualquier juicio crítico, mientras que contesta para su trabajo solamente a ellos mismos y no a otros, casi parecía una liberación.
Hoy, en lugar, cuando comenzamos a ver alrededor de nosotros un nuevo y más la atmósfera, favorables enterados cambiar, esperadas desde hace mucho tiempo y ahora aparentemente en el último dentro del alcance, no poder contar en críticas reales ha llegado a ser intolerables. No podemos ir en a pensar nosotros podemos conseguir lejos con cualquier cosa o su contrario. Hasta apenas recientemente, sin la nueva era, el nuevo comienzo o las nuevas posibilidades visibles en el horizonte, éramos solamente el quejarse de una falta de críticas sin subrayar su urgencia. Ahora que existen las condiciones para el cambio otra vez, esta ausencia ha llegado a ser repentinamente más molesta y aguda, tan enterados que estamos que puede ser que no sólo esté de ninguna ayuda al cambio en curso pero lo haga realmente fallar, haciéndolo ineficaz. Si éstas son las condiciones de nuestro tiempo, es de ellos que necesitamos comenzar otra vez. Tenemos que examinar estas condiciones y, en caso necesario, intentamos cambiarlas de modo que no obstruyan nuestros esfuerzos. Nuestras acciones deben mover hacia atrás sobre la etapa de centro y qué hacemos, qué podemos hacer bajo condiciones determinadas, debemos hacer nuestra piedra de toque, identidad y valor verdaderos. El producto de nuestros hechos debe ser nuestros únicos medios activamente de participar en la dinámica dictado por los tiempos que vivimos adentro.
Para poner cosas en su orden apropiado, más de una década ha pasado desde el principio de nuestro siglo. Con todo, el paso a partir de un siglo a otro parece haber sido marcado solamente escalonando avances tecnológicos. En este mismo período, la calidad de las vidas de la gente parece haber marcado tiempo. Tenga no siempre cambios mejoró realmente nuestras vidas. Los intereses particulares han prevalecido sobre colectividad unas. Las paredes están detrás, se han levantado las nuevas barreras, y se han restringido las libertades ganadas con mucho esfuerzo. En una palabra, la gente es peor de hoy que hace un rato; o bastante, han dejado de acariciar la esperanza de vivir una mejor vida. La crisis económica calamitosa, como la existencial, que ha afectado tan profundamente a nuestros últimos años, también ha invertido también totalmente el punto de vista, las expectativas del progreso cultivadas y perseguido por la humanidad, al punto con donde muchos han planteado otra vez cuestiones para hacer “qué” necesita ser hecho y “por qué”.
No podemos pedir que los arquitectos caminen en los zapatos del crítico también. Puesto que es importante en esta hora de actuar, necesitamos entender si haya que cualquier cosa los arquitectos pueden hacer inmediatamente
La gente ha realizado que un progreso civilizado y unido verdadero puede venir solamente de un cambio importante, capaz de abrazar el conjunto de nuestras vidas y no apenas de la profesión que practicamos. Desde hace algún tiempo, nuestra actitud respecto al presente ha alterado radicalmente, como tienen nuestras expectativas para nuestro futuro. El fracaso político e institucional de cuerpos públicos, nacionales e internacionales para proporcionar respuestas convincentemente y plausibles a los conflictos y a los problemas graves que afligían hoy de la humanidad ha creado una clase de sensación colectiva y bastante generalizada de la desconfianza profunda en calidad de poder consolidado de hoy de hacer frente a los problemas que le hacían frente y de tomar las decisiones correctas. Es un sentimiento que ha subido de los grassroots, independientemente en los países diferentes. Aunque no haya fluido en un solo movimiento, esencialmente se está de acuerdo con la necesidad para encontrar urgente una nueva manera adelante para nuestra vida civilizada, para nuestra coexistencia. Para alcanzar ese extremo, es necesario reconsiderar totalmente nuestras formas de vida y nuestros modelos del desarrollo.
Está claro ahora que todo el éste tiene repercusiones profundas en nuestras vidas así como nuestras profesiones. Particularmente, afecta profundamente a todas esas disciplinas referidas a la habitación. Entre éstos, la arquitectura es la que está más afectada por qué está sucediendo alrededor de nosotros actualmente y el tema que divulga del frente elegido por la décimo quinta arquitectura Bienal de Venecia dirigido por Alejandro Aravena, que se abrió recientemente, testimonia claramente al momento histórico en el cual estamos viviendo. Volviendo a la actual ausencia de críticas analizar, discutir y juzgar una qué disciplina produce, es fácil observar las dificultades encontradas por los arquitectos en encontrar sus transportes y la respuesta a través de su trabajo a las necesidades públicas y privadas múltiples especificadas por sus diversos clientes. Al mismo tiempo, sin embargo, no podemos pedir que los arquitectos caminen en los zapatos del crítico también. Puesto que es importante en esta hora de actuar, necesitamos entender si haya que cualquier cosa los arquitectos pueden hacer inmediatamente y es importante que esto esté hecha. Esto nos trae tan de nuevo a ese sentimiento colectivo describió sobre el cual, juntado con una nueva conciencia – además ahora extensa y compartida –, nos obligue a que desatendamos no más las obligaciones y los deberes atados a nuestra habitación en esta tierra: del consumo de tierra al de energías y a una atención renovada al espacio público.
Estamos bajo obligación de proteger y de ocuparse los lugares y los territorios que vivimos adentro, siéndonos únicamente irrepetibles y pasados abajo por otros. Sería desastrosa perderlos y es también nuestro deber para prevenir su pérdida como mejor que podemos, por todos los medios disponibles, críticos o no críticos. Es imprescindible para los arquitectos, como otros profesionales, conocer su arte al revés pero éste no es bastante porque, como hemos visto, deben ser adaptados tan de cerca como sea posible a sus épocas. No pueden ser nostálgicas o futurable sino solamente contemporáneas. Mientras que otros no necesitan necesariamente ser contemporáneos, se obliga a los arquitectos que estén así pues, bajo pena de decadencia. Solamente puede informar el alcohol de sus épocas al arquitecto en qué hacer y lo que a no hacer. Solamente después que se ha tomado una decisión puede ellas en el concentrado pasado en su trabajo con el esmero y la pasión, dirigidos por su arte y sus reglas.
Si los arquitectos quieren de nuevo ser autoritarios, si ven su arte como función pública, deben en primer lugar describir lo que hacen
La acción es imprescindible al arquitecto. Solamente haciendo y de la fruta de lo que él lo hace puede ellas comprender el sentido de su trabajo y de las verificaciones que buscaba para contestar a sus preguntas y dudas, sus perplejidades. Solamente la fruta de su trabajo, una vez que está terminada, les permitirá producir otras. En este eterno la repetición, el papel del crítico es claramente importante porque añade significar al sentido inherente de sus esfuerzos y lo compara con los trabajos similares hechos por otros. Los arquitectos no pueden fingir actuar pues esto sería descubierta inmediatamente. Pueden desarrollar solamente proyectos, con o sin clientes. Con su el trabajo que pueden transfigurar en formas arquitectónicas el contenido propuesto por sus épocas, el contenido elaboró por el alcohol de sus épocas, definido y puesto a disposición todos. En el momento que, y bajo condiciones dadas, si los arquitectos quisieran que su trabajo fuera de nuevo un protagonista de la vida humana, si ellos quiera de nuevo ser autoritario en lo que él hace, si ve su arte como función pública, ellas debe en primer lugar describir lo que hace en ausencia de críticas y hasta que finalice su vuelta deseada, el arquitecto puede, a partir de ahora, hace su trabajo más inteligible, simplemente describiéndolo.
El simple hecho de poder describir su trabajo sería un paso útil adelante. También recuperaría la confianza y la credibilidad en sus esfuerzos, no más la fruta de un momentáneo y de un trabajo largo, duradero y en general descriptible del raptus creativo inexplicable pero bastante del resultado; acto nunca extraño y extraño, pero siempre un esfuerzo consciente reflexionado y. El describability de un proyecto no es ciertamente ninguna garantía de su calidad pero un proyecto que no puede ser descrito, de que desafía la descripción, es ciertamente un mún proyecto o de todos modos un proyecto de ningún interés a nosotros. Pensamos que el describability de lo que hacemos hoy es el grado cero de nuestros esfuerzos, debajo de los cuales no podemos descender. Esto debe ser esperada, apenas pues un proyecto debe pertenecer siempre a un aparato teórico que lo determine y sostenga. Pero ésa es otra historia.