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Este es su pase entre bastidores para el Teatro degli Arcimboldi. Wallpaper* habla con la arquitecta milanesa Giulia Pellegrino, que ha comisariado "Vietato L'Ingresso", un proyecto que invita a 17 estudios locales a rediseñar los camerinos del legendario teatro
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La arquitecta milanesa Giulia Pellegrino no perdió un instante durante la pandemia. En una época en la que los teatros estaban cerrados y la vida social era sólo un recuerdo lejano, puso en marcha lo que ella llama un "proyecto de sofás", que se convirtió en una iniciativa real y virtuosa presentada durante la Semana del Diseño de Milán 2021, y abierta a la vista el 18 de septiembre de 2021. Los protagonistas son los camerinos del Teatro degli Arcimboldi de Milán (construidos entre 1997 y 2002 por el arquitecto italiano Vittorio Gregotti, en colaboración con Mario Botta y Elisabetta Fabbri). Necesitaban una remodelación, y Pellegrino se encargó de ello
Presentado por Show Bees (una agencia milanesa para las artes en vivo) y el Teatro degli Arcimboldi Milano (TAM), "Vietato L'Ingresso" (que significa "entrada prohibida", un guiño al carácter exclusivo de las zonas entre bastidores del teatro) contó con la participación de 17 estudios locales: Atelierzero, BDGS con Daniela Volpi, Calvi Ceschia Viganò, DAP Studio, Enrico Scaramellini, Francesco Rota, Galante Menichini, Gio Latis Studio, Lupettatelier, Monica Baio con Nicola Quadri, Studio Wok, NM Nick Maltese Studio, Paolo Volpato con Caterina Steiner, Park Associati, RGA studio, Studio Cagnato y Senselab con Nicolò Gobini.
Las habitaciones presentan diversos estilos, desde el minimalista hasta el atrevido y colorido, con diseños de muebles de la talla de Living Divani, Molteni&C, USM, así como Laufen y Zucchetti Kos.
Wallpaper* habló con Giulia Pellegrino para descubrir más sobre el proyecto.
Wallpaper*: Mantener un teatro en funcionamiento sin fondos es algo difícil. ¿Cómo empezó este proyecto?
Giulia Pellegrino: Es lo que yo llamo un proyecto de sofá: los meses de cierre total del teatro a causa de la pandemia nos han obligado a una pereza casi confortable. Estaba a punto de dormirme arrullada por este mundo tranquilizador en el que el "no pasa nada" no iba seguido del sentimiento de culpa cuando, de repente, una bombilla empezó a parpadear. Me une una profunda amistad con los miembros fundadores de Show Bees, Marzia Ginocchio y Gianmario Longoni, y juntos trabajamos en el proyecto: el contrato de gestión del teatro Arcimboldi con el ayuntamiento de Milán se firmó 15 días antes del cierre del mundo, y desde ese momento seguí de cerca la evolución de una situación mucho más complicada que la relacionada con mi propio entorno laboral
W*: En sus propias palabras, ¿cuál es el objetivo de "Vietato L'Ingresso"?
GP: El camerino es un lugar normalmente vedado al público, lugares secretos y privados donde los artistas se convierten en personajes listos para salir a escena. El proyecto tuvo en cuenta a esos artistas que despiertan nuestras emociones más profundas. La generosidad de diseñadores, patrocinadores y trabajadores nos ha permitido dar fuerza a un gesto fuerte hacia el sector con un escenario permanente y no temporal. El esfuerzo intelectual y económico ha sido enorme, pero el hecho de que no se desmantele ha contribuido a su éxito. Los lugares donde nació la magia han rehecho su maquillaje gracias a ellos.
W*: ¿Cómo seleccionó a los arquitectos que participaron?
GP: Una vez que la idea estaba clara en mi mente, elaboré una lista de despachos profesionales adecuados para el proyecto. Los criterios eran: tener un estudio en Milán o en el área metropolitana, ya que el Arcimboldi es propiedad del ayuntamiento y, por tanto, de los ciudadanos milaneses; trabajar en diseño de interiores, aunque sea a diferentes escalas y con diferentes temas de diseño; y tener una buena dosis de temeridad, una enorme. El [proyecto incluía] un rediseño y una ejecución completos. En esencia, se arriesgaron a tener que donar no sólo su trabajo, sino también la realización del mismo, el suministro de objetos y de mobiliario. Afortunadamente no fue así: nos han patrocinado al 100% gracias al esfuerzo de todos.
W*: ¿Dio "carta blanca" a los estudios o recibieron un encargo específico por su parte?
GP: Las instrucciones del proyecto estaban muy condensadas: un espejo, una mesa de maquillaje, algún espacio o mueble para relajarse y la inevitable maceta para las flores. Nada más. A partir de ahí, ¡lápices gratis!
W*: ¿La interpretación del diseño tenía que estar relacionada con la arquitectura de Vittorio Gregotti?
GP: Al tratarse de espacios interiores, no pusimos la condición de que el proyecto de Gregotti tuviera conexiones con el suyo, pero algunos lo hicieron de forma espontánea: sujetando una parte del camerino original o recordando gráficamente los signos distintivos del teatro y del barrio de Bicocca que lo rodea.
W*: ¿Cómo se ha trabajado con las limitaciones de la pandemia?
GP: Escribí el concepto de "Vietato L'Ingresso" en abril de 2021, la entrega de los proyectos se fijó en mayo, y la apertura de la obra, el 6 de junio. Mi satisfacción personal fue la de ser un cliente ilustrado, que no pide cambiar el color de las cortinas ni se molesta por la elección de las lámparas. Tenían la máxima libertad y mi mantra era: los vestuarios son todos iguales desde el exterior, sólo se distinguen por manillas diferentes, pero una vez que cruzas el umbral te esperan 17 historias por descubrir.
W*: También hay un concurso abierto para que la gente pueda votar por el mejor camerino; ¿qué importancia tiene implicar al público en un proyecto de este tipo?
GP: La tecnología de las visitas virtuales, que ha sufrido una aceleración en el último año y medio, permite una difusión ilimitada de cualquier iniciativa. El teatro es patrimonio de todos, por lo que todos deben poder expresar su opinión. Se trata realmente del público, ya sea un concierto, un ballet o una ópera. El público siempre se imagina lo que hay entre bastidores. La imaginación siempre es importante.