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La diseñadora Alexia Audrain ha desarrollado una silla con paredes inflables que ayudan a las personas con autismo a tranquilizarse cuando experimentan una sobrecarga sensorial.
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Diseñada para emular la sensación de ser abrazado, la silla Oto y el reposapiés que la acompaña aprietan el pecho y las piernas mediante módulos hinchables similares a los de un tensiómetro.
Este tipo de terapia de presión profunda ha demostrado ser beneficiosa para las personas con autismo, que pueden tener dificultades para procesar información sensorial como el ruido, la luz o el contacto físico, al ayudarles a centrarse en los límites de su propio cuerpo.
Normalmente, esto requiere la ayuda de otra persona al ser sujetado con fuerza, abrazado o inmovilizado en el suelo. Pero con la silla Oto, Audrain espera introducir un sentido de agencia y dignidad en el proceso.
"El objetivo de la silla es permitir que el mayor número posible de personas la utilicen de forma autónoma para satisfacer sus propias necesidades sensoriales", explica a Dezeen.
"El abrazo no debe aplicarse como en un dispositivo de sujeción o en un tratamiento psiquiátrico de choque. El usuario está sentado para mantener el control de su cuerpo y abierto al entorno, de modo que el abrazo es una elección"
Los módulos hinchables que constituyen el núcleo del mecanismo de abrazo pueden inflarse y desinflarse mediante un mando a distancia o una tableta, lo que permite a los usuarios ajustar el nivel de presión.
A diferencia de las mantas o chalecos lastrados que a veces se utilizan para administrar la terapia de presión profunda, este sistema aplica una compresión activa en lugar de pasiva y, por tanto, proporciona un alivio más eficaz, dijo Audrain.
El interior de la silla, que se encuentra dentro de una carcasa de madera de haya, está acolchado con espuma de tapicería y tela que absorbe el sonido, mientras que los detalles de distracción, como las cremalleras, están ocultos, convirtiendo el diseño en una cámara de privación sensorial improvisada.
"La forma de capullo y la tapicería proporcionan una acústica amortiguada que ayuda a los usuarios a concentrarse en sus sentidos y en su cuerpo, a la vez que los mantiene aislados de otros estímulos", explica Audrain.
"En la primera versión, también había una cremallera en el cojín. Pero para algunos autistas era demasiado tentador tocarlo y jugar con él, lo que habría perturbado la sensación de presión sobre su cuerpo"
Audrain creó el prototipo de silla durante su licenciatura en L'École de design Nantes Atlantique basándose en las opiniones de los usuarios de personas con autismo y de psicometristas que estudian los trastornos del procesamiento sensorial.
A partir de esta información y de su formación en carpintería, Audrain imaginó que la silla se asemejaría más a una pieza de diseño que a las tradicionales "máquinas de abrazos", dispositivos de presión profunda y otras ayudas médicas.
"Los usuarios, las familias y los equipos médicos confirman que es importante disponer de un mobiliario terapéutico bello y no estigmatizante que contribuya al efecto tranquilizador que proporciona", explica la diseñadora.
"He utilizado haya porque es un tipo de madera común en los bosques franceses, a diferencia de gran parte del mobiliario médico, que está hecho de plástico", continuó.
"Alejarse de la estética del mobiliario médico es importante porque podría facilitar la inclusión de los autistas en diferentes entornos públicos y privados"
La silla Oto, que ha sido nombrada ganadora nacional en los premios James Dyson de este año, ya ha sido probada en el centro de psiquiatría infantil del Hospital Universitario de Tours.
Y a partir de octubre, Audrain espera probar cinco de las sillas en diferentes entornos mientras trabaja para que el proceso de fabricación sea más asequible, con el objetivo de comercializar el diseño durante el próximo año.
La fotografía es de Coralie Monnet.